viernes, 1 de septiembre de 2017

Honestidad y humildad (Rev 1)


Hace muy poco (muy poco de hoy hacia atrás, aunque mucho desde mi nacimiento a esta parte) me enteré, que la eterna curiosidad que siempre tuve por la verdad, las causas de las cosas (los por qué) y otras preguntillas, en general, pertenecen al campo de la filosofía.

Así que compré un libro [1] (que comencé a leer), y también me lancé a escuchar a algún que otro filósofo (en la Alejandría de hoy, que es internet).

Y a (muy) poco de comenzar, creo tener algo claro. Si uno, verdaderamente, quiere llegar a la verdad, si busca respuestas (verdaderas, claro, por lo antedicho), el punto de partida de su pensamiento, debe ser: honestidad y humildad.

(Siempre se cita el ejemplo de que un misil balístico, que con pocos grados de error en la dirección de su lanzamiento, va a parar muy lejos de su objetivo; aquí pasa lo mismo, si no se parte desde la honestidad y la humildad... prendé el televisor y ahorrate el viaje).

¿Por qué digo ésto?

Dos frases introductorias:
  • Hace poco escuché una frase muy linda [2] "el universo no sólo es más extraño de lo que imaginamos, sino que es más extraño aún de lo que podemos imaginar"
  • El Cuzarí [3] dice que "fe" no es si Di-s existe o no (ya que todos están de acuerdo en que sí hay Di-s) sino, si se comunica o no (o "puede comunicarse") con sus criaturas.
Diría que ambas frases se complementan de la siguiente manera: creas [4] lo que creas respecto de la existencia de un ser superior, con voluntad y capacidad creadora, con ingerencia en su creación (o no, tal cual se analiza en El Cuzarí), con un propósito para la misma, etc, etc, etc., hay algo que sí debe asumirse como un principio: nuestra pequeñez y lo que ello implica: nuestra limitación a conocer.

Y digo ésto porque percibo en algunas charlas o escritos, una especie de concepto subyacente al análisis de (por ej) si Di-s existe o no, como que "yo, a partir de las conclusiones de mi análisis, determinaré si Di-s existe o no; en otras palabras, decidiré sobre su existencia"

Parece tonto formulado así, tan crudamente, pero es lo que se percibe.

Y eso no es posible porque "el universo es aún más extraño que lo que podemos imaginar", y la consecuencia inmediata de eso es que nuestra cabeza es muy pequeña como para intentar "comprender/aprehender" (todo) lo que está por fuera nuestro, lo que nos abarca a nosotros. "El universo es más extraño de lo que puedo imaginar", porque nosotros somos parte del universo, el universo no es parte mía; el universo me abarca a mí, en todo sentido, no sólo en un sentido espacial de tamaño.

Y es obvio eso de inmediato, cuando pensamos que, por ejemplo que nuestros sentidos son muy limitados, que vemos un ancho de banda muy estrecho de la luz, con el oído lo mismo (muchos animales ven y oyen muchas cosas que nosotros no). Y si podemos aceptar que "ahí afuera" (de lo abarcado en nuestra cabeza) hay muchos colores y muchos sonidos (¿música?) que no podemos ver ni escuchar ¿a quien se le ocurre que nuestro intelecto sí, sea capaz de abarcarlo todo?

Entonces, mi opinión es que, lo único que se puede afirmar, desde el análisis filosófico honesto, es nuestra imposibilidad de afirmar nada intelectual sobre lo que nos trasciende, algo así como "es obvio que hay más (en todo sentido) que lo que conocemos, y todo aquello, es incognoscible, por el hecho mismo que nos trasciende"

Givat Zeev, 1 de Setiembre de 2017

NOTAS:
[1] "Principios de filosofía - Una introducción a su problemática" de Adolfo P. Carpio
[2] Que algunos atribuyen a Sir Arthur Stanley Eddington, pero otros afirman que, en realidad, se deriva de otra muy parecida de J. B. S. Haldane
[3] El Cuzarí, libro del médico, poeta y filósofo judío, nacido en España, Yehuda Halevi (1075-1141)
[4] En español, la palabra "creer" tiene un sentido demasiado amplio, puede ser una afirmación rotunda ("creo en la honestidad de fulano") o algo dudoso ("creo que va a llover"), en este caso, la uso en su primer acepción

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